Uno de los dulces con mas sabor a infancia. Hablar de torrijas siempre supuso para mi la llegada de la navidad , y desatar esa felicidad e ilusión que ese periodo del año produce en un niño. Ese sabor dulce de pan remojado en leche y canela, ese aroma en la cocina, y esas mañanas desayunando tan suculento manjar. En los últimos tiempos , he de decir que la torrija mas rica que he probado parte de un pan remojado en una mezcla de leche, miel, corteza de limón, vainilla, azúcar y huevos. Al que se le pone peso encima y se le deja macerando, unas horas en nevera. A continuación sacamos de la nevera , y freímos las tostadas de pan o torrija en aceite bien caliente. Solas están tremendas, aunque pudiéndolas comer secas , humedecidas en el liquido sobrante del macerado anterior se salen del mapa.( someteremos a una cocción a este liquido sin parar de remover, durante 10 minutos, para después volcarlo de nuevo sobre las torrijas ya fritas) . Un deleite para los sentidos. Viva
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